domingo, junio 17, 2018

¿Café?



     Era una tarde de Junio, una brisa caía en la ciudad de managua, el clima cálido te invitaba a tomar una taza de café. Me encontraba sola en mi casa y decidí preparar una buena taza de café. Observaba hacia la calle desde una ventana, disfrutaba mi café y la hermosa vista que tenía.
     Repentinamente veo pasar a Robert, un buen amigo que conocí en Facebook. Nos saludamos, lo invité a pasar y tomar un poco de café. Teníamos bastante tiempo sin vernos, por lo tanto nuestra plática inició muy interesante. Hablamos de nuestros estudios, nuestras familias, él me hablo de su soltería y yo sobre mi relación a distancia. Fue incómodo por un momento, pero luego cambiamos de tema.
     Decidimos ver una película y acostarnos en el sofá. Como buenos amigos estabamos abrazados viendo la película. Durante una escena expresamos al unísono "Se va a quebrar la silla!!!", nos quedamos viendo sorprendidos y nos reímos. Luego él me quedó viendo con una sonrisa muy coqueta, me sentí un poco intimidada y no sabía como reaccionar. Me atrevería a decir que me sonrojé. Él notó cuán intimidada yo estaba y dijo: "Qué hermosa te ves", yo con tono de sorpresa le dije: "¿¿¿Qué???" Me puse rojita como tomate y me reía como boba. Él me abrazó un poco más fuerte. Nos quedamos frente a frente. No sabía que hacer, por un lado pensaba en mi novio que vive fuera del país, pero por otro lado veía a Robert que para ser sincera no estaba feo y sí me atraía.

     Decidí dejarme llevar y fuí quien besó a Robert. Él obviamente respondió, me dió un rico y húmedo beso que me dejó sin aliento. Hacía mucho tiempo sin recibir tan deliciosa muestra de afecto. Luego de dicho beso nos quedamos viendo y fue él quien me dió otro beso igual o mejor que el anterior, éste tuvo un poco más de duración. Al separarnos noté que sobre sus pantalones se repintaba su virilidad. Al ver que yo miraba hacia esa área él solto una risa perversa. Se acerco a besarme nuevamente y yo quice tomar el control, decidí sentarme sobre sus piernas y besarlo; sus ojos brillaban de deseo y placer. Yo lograba sentir su miembro rozar mis piernas y sentía que ya estaba lubricandome.
     El dijo: "Además de ser una niña hermosa se vé que hay mucha perversión en tí." Le respondí con una sonrisa. Comencé a desabotonar su camisa mientras besaba su cuello y el jadeaba. Al desabotonar su camisa veía su velludo pecho. Le daba besos en su pecho mientras descendía hacia sus pantalones. Al llegar a mi destino desabroché sus pantalones y enseguida salió su miembro que estaba tan duro como piedra, contemplé su virilidad, él sonrió y me preguntó: "¿Te gusta lo que ves?" Inmediatamente respondí: "¿Tú que crees?" Entonces el se levantó del sofá y con fuerza me quitó la camiseta y el short que vestía, quedé con mi pequeño brasier y mi tanga. Debo admitir que me sentía un poco avergonzada, era muy delgada y mi cuerpo desnudo no había sido visto por un hombre que no fuese mi novio. Él me notó un poco avergonzada y me dijo: "No cabe duda que eres hermosa." Se acercó y me dió un beso que eliminó la inseguridad por mi cuerpo.
Mientras nos besabamos él desabrochó mi brasier. Comenzó a besar con ternura mi cuello, bajó hacia mis pequeños pechos y comenzó a succionar mis pezones lo cual provocaba mucho placer a mi cuerpo.                  Siguió bajando y llego a mi pubis. Yo tenía la sensación que me había orinado. Me bajó la tanga y comenzó a saborear mis fluídos. Yo estaba experimentando algo nuevo, su lengua áspera en mi clítoris daba un placer increíble. Sentí contracciones en la vagina, solté un fuerte gemido y sentí que perdía el conocimiento por un momento. El dirigió su mirada hacia mí y logré ver su barba llena de mis fluídos; él tenía una gran sonrisa.
Luego, sus besos volvían a recorrer mi cuerpo hasta que regresó a mi boca. Nos dimos un rico beso con sabor a mí. Sacó un condón de su billetera y se lo colocó en su hermosa verga. Yo estaba sentada en un brazo del sofá mientras. Daba leves golpes con su miembro en mi feminidad. Su glande recorría mis labios vaginales. En ese momento quería que se metiera en mí de una vez por todas. Cuando finalmente introdujó su miembro sentía todo el grosor en mi orificio. Estabamos literalmente unidos, sus movimientos eran lentos y poco a poco incrementaban la intensidad, yo jadeaba y el me besaba. Aquello era excitante, mientras él daba sus embestidas yo arañaba su espalda y él gemía de placer. Entre jadeos me decía: "arañame toda la espalda, déjame marcado. Quiero que dejes pruebas para no pensar que siguen siendo solo mis sueños." Yo seguía jadeando y lo arañaba.
     Por un momento él se detuvo y básicamente me levantó del sofá. Me llevó contra la pared y me daba fuertes envestidas que provocaron otro orgasmo en mi cuerpo. Nos seguíamos besando y yo le mordí el labio inferior, esa sensación a él lo excitó y a mi me encantó tanto así que quice hacerlo de nuevo. Él soltó un gemido muy fuerte y sentí como su miembro se inchaba dentro de mí, esa sensación me extasiaba. Su miembro permanecía dentro de mí y poco a poco disminuía su erección. Luego sacó su miembro y comenzó a besar y saborear mi pubis. Volvía a sentir contracciones y sentí un placer indescriptible. Él tragó hasta la última gota de mis fluído y me dijo: "es el mejor néctar femenino que he probado, eres la diosa que quisiera que alimentara mis deseos." Yo le respondí con una sonrisa coqueta.
     Estabamos empapados en sudor, él tenía la espalda roja y con rayas de sangre. Me dijo que deseaba cicatrizaran para nunca olvidar ésa tarde. Nos vestimos, nos dimos un último beso, él se fué a su casa y yo me fuí a tomar un baño. Aquella tarde será recordada por nuestros cuerpos, la pared, el sofá y la sala de mi casa.