El mejor de
los Besos
Era jueves,
un día fresco y poco soleado, nubosidades que advertían la llegada de lluvia.
Transcurría un día normal en la universidad, recibiendo las clases ya
acostumbradas. A las dos de la tarde termino la jornada y como de costumbre me
despedí de mis compañeros, caminé con mi mejor amiga hacia la salida. Me
despedí de ella con un beso en la mejilla y un abrazo ya que nos veríamos hasta
el lunes de la siguiente semana. Al llegar a casa una leve brisa caía sobre la
ciudad, me puse soñoliento y fui a tomar una siesta. A las cuatro con cincuenta
minutos de la tarde me despierta un mensaje de texto que llegó a mi celular;
era mi mejor amiga y decía "honey,
necesito un favor. Por favor llámame". Me resultó muy extraño e
inmediatamente la llamé.
-Hola, ¿pasa algo?
-No he logrado conseguir transporte
para viajar a mi casa (ella vivía en otra ciudad).
-¿Has pasado toda la tarde así y
hasta ahora me contactas?
-Lo siento, la verdad pensé que
lograría conseguir algo. Ya que tú vives en esta ciudad ¿Podrías darme la
dirección de algún hospedaje barato para pasar la noche?
-¿Dónde estás?
-En el centro comercial
-Espérame ahí.
Avisé en mi
casa que saldría por un momento; tomé mi billetera y me dispuse a buscar a mi amiga.
Cuando llegue al centro comercial la abracé y le dije que debió avisarme antes;
ella solo me abrazo y dijo “lo siento”. Le dije me acompañará a comprar pizza.
Entonces entramos al Food Court del
centro comercial y compramos dos pizzas familiares. Mientras esperábamos por
nuestras pizzas ella me dijo que necesitaba comprar toallas femeninas, por lo
cual nos dirigimos a un supermercado que estaba cerca. Compramos las toallas y
luego regresamos y retiramos las pizzas. Cogimos un taxi y yo amablemente le di
la dirección al señor taxista. Al llegar a nuestro destino ella me preguntó por
el lugar, y yo le respondí que era mi casa.
Al llamar a
la puerta mi madre amablemente nos abrió, las presenté y le di una de las dos
pizzas a mi mamá. Subimos las escaleras hasta llegar a mi cuarto. Le presté mi
baño y le dije que se duchara para luego que se pusiera la toalla femenina. Me
gritó que le prestara una toalla de baño. Al cabo de unos minutos salió del
baño muy apenada.
-Qué pasó. Le dije
-Manché mi ropa interior. Se
ruborizó y sus lindos ojos querían soltar lágrimas.
La abracé muy
fuerte y le dije que no tuviera pena por eso ni se preocupara pues yo ayer me
había comprado boxers. Le di un bóxer verde y una camisa de mi equipo favorito
de baloncesto. Se fue al baño y luego finalmente salió tranquila. Se veía tan
sexy con esa camisa, sus rizos color negro como la noche y una sonrisa tan
perfecta como de ángel. Me acompañó a la cama. Prendí la televisión y abrimos
la pizza. Veíamos la película El Plan B,
y degustábamos de una deliciosa pizza de Pepperoni y doble queso. Al terminarnos
la pizza, le dije que llamara a su casa. Hablo con su mamá, le dijo todo lo
sucedido y finalmente colgó la llamada.
Me abrazo y
dijo que era el mejor amigo que ella tenía. Respondí a su abrazo y le dije que
yo igual y que la quería mucho. Nos cobijamos y abrazamos, permanecimos viendo
la película hasta que ella quedó dormida se veía tan delicada y tierna como un bebé;
entonces, apagué el televisor y la
abracé.
Al día
siguiente desperté muy temprano. Bajé hacia la cocina donde piqué cebolla,
culantro, chiltoma, tomates, y un poco de chile. Preparé con estos una salsa
ranchera. Prepare café, calenté leche, hice gallopinto, tosté pan, y preparé
dos huevos enteros para cada uno. Cuando el desayuno estuvo listo se lo llevé a
la cama, para mi sorpresa ella ya había despertado. Tenía un desastroso pero
sexy cabello, su rostro era tan radiante como el sol por las mañanas.
-Qué rico aroma. ¿Qué cocinaste?
Preguntó muy interesada.
-¿Por qué no lo ve usted misma,
señorita? Respondí, invitándola a ver.
-Al fin tendré el placer de probar
algo cocinado por usted, señorito! Exclamó en tono de burla.
Solamente sonreí
y nos dispusimos a desayunar. Al terminar el desayuno le dije que llamara a su
madre. Casi al instante su celular comenzó a sonar; era su madre preguntando
como había pasado la noche. Ella entonces dijo “-justamente iba a llamarte...
Todo tranquilo... No, como crees, si me ha tratado como si fuera una reina; y
justamente fue él quien me dijo que te llamara... Jajaja, no, él es mi mejor
amigo... OK, nos vemos luego”- si mi audición no está mal aseguraría haber
escuchado a su madre decir que me quería como yerno.
Seguíamos en
la cama y veíamos una película de comedia. Al pasar de los minutos algo
ocurría. Nuestras miradas se cruzaban y no eran más que miradas de lujuria y
deseo. Luego de cinco minutos así, ocurrió lo que yo estaba esperando -que ella
diera el primer paso- ella se subió con firmeza sobre mi vientre así como un
jinete monta su caballo, sujetó entre sus dedos con fuerza mi cabello y acercó
sus hermosos y carnosos labios contra los míos. Me dio el beso más rico que se
ha dado en éste mundo. Merecedor de un premio, aquel beso mostraba dos almas
completamente desnudas, era el bien y el mal luchando por ejercer soberanía uno
sobre el otro. Mis manos apretaban su hermoso y redondo trasero, mientras
nuestras lenguas realizaban la más exquisita lucha cuerpo a cuerpo, nuestros
labios obtenían algunos leves y excitantes mordiscos. El beso era dulce,
apasionado, profundo y sumamente húmedo.
Repentinamente
escuché mi celular sonar y desperté; pues en realidad estaba profundamente
dormido. Mi boca estaba llena de baba tras haber soñado con el más rico y mejor
beso que he disfrutado en mi corta vida.
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